martes, 14 de octubre de 2008

Estaba viendo unos videos de la marcha por el orgullo lésbico-gay en youtube, hay uno que habla de la participación de universidades en ésta. El video empieza con entrevistas y propuestas, lo normal, luego aparece una imagen donde están los estudiantes cargando una manta mientras gritan la consigna "Poli, UNAM, UAM, unidos en la marcha del orgullo homosexual". Lo extraño de todo esto fue que conforme escuchaba esto, sin mayor explicación ni preámbulo, no pude contenerme y me puse a llorar.
Así es, y no es que los derechos gays me conmuevan sobremanera (no se malentienda, no digo que no me importen ni nada por el estilo, sólo que no soy precisamente del tipo "luchadora social"), sino que fueron las palabras "UNAM y unidos" las que literalmente derritieron mi corazóncito.
Supongo que esto podría ser tomado fácilmente como un exceso de sentimentalismo (bueno, en realidad si lo es un poco), pero la cosa es que para mí significa además, una especie de duelo que no se había dejado notar.

Hace dos semanas que tomé la ¿difícil? ¿escabrosa? ¿temida? desición de detener mis estudios en la UNAM. Debo admitir que de primer momento sentí que una enorme carga se quitaba de mis hombros, aún con los múltiples comentarios de "¿cómo la vas a dejar? ¡¡ya te falta muy poco!!", ó el "¿otra vez no vas a acabar lo que empezaste?, el título es muy necesario, ya acábala".
En fin, aún con todo, mi desición sigue en pie. El punto es que no había sentido ni un poco de nostalgia en este respecto, o al menos eso creía, pero supongo que mis lágrimas por la consigna de la marcha gay hablan por sí mismas.
Pienso en la palabra UNAM y quiero llorar como Magdalena. Los últimos dos años estuve muy ocupada maldiciendo mi carrera como para acordarme de lo chingona que es la UNAM como escuela, se me olvidó que la UNAM es "territorio libre" y se convirtió en mi cárcel más temida.

Es fácil perder la noción de las cosas, lo que empezó como una ilusión, se convirtió en una horrible obligación que me pesaba cada mañana al despertar. Empezé a odiar a la institución como tal, a la gente en ella, a los maestros, las cátedras... en realidad nadie me forzaba a estar ahí, solo era mi orgullo.
Ideas de "no vas a ser universitaria", "como tantos vas a desertar", "vas a estar peor que Alejandra de la secundaria" ó "chíngale, yo que sin estudiar siempre salí mejor que Michelle y ella ya acabó..." Pero no sé, esto de estudiar se convirtió en uno de los peores suplicios que he pasado, hasta tuve que inventarme todo un discurso intelectualoide para convencerme de que dejarla era lo correcto: "es inútil, en un país como éste estar hablando de literatura, es una pérdida de tiempo. Aquí más vale hacer algo productivo y no estar perdiendo el tiempo tratando de decifrar lo que un autor quiso decir, la literatura no es eso, la literatura se recrea con cada nuevo lector, ¿para qué querer hacer teorías? no son nada más que el ego de nosotros los que estudiamos letras" (y bueno yo no sé que tenga esto de falso o de cierto, pero lo que sí sé es que no es la razón por la que no quiero seguir estudiando).
Pues bueno, creo que esa carrera no es para mí, y la verdad creo que ninguna otra (al menos no por ahora). Necesito sentir otra vez que puedo leer lo que quiero y tener tiempo para pensar en ello, eso de las lecturas por encargo nomás no se me da, y bueno, supongo que esto no es muy funcional , mi mente arguye que así no voy a llegar a ninguna parte, pero llevo muchos años queriendo llegar a "alguna parte" y a lo más que llegó es a la amargura de darme cuenta que estoy yendo a "ninguna parte"; quién sabe, a lo mejor no buscando tan forzada avanzo más rápido.

1 comentario:

Manuel Sánchez. dijo...

Con razón ya no nos encontramos por el rumbo...ni hablar, qué te puedo decir...digo, de alguna u otra forma he llegado a sentir aunque sea tangencialmente esas horribles molestias de no querer tocar la facultad en lo más mínimo, aunque nunca he sentido lo que significa estar completamente fuera...bueno, creo que lo mejor de todo es que, de mínimo, la presión disminuyo y eso te podría ayudar para ver las cosas en perspectiva...

ps.- sí que castra eso de los deberes, de hecho ando como negandome a hacer la tarea y el fin de semestre me pasará la factura, ni modo.

saludos pues, espero encontrarnos pronto.