Chale!!!! Ayer me robaron en el súper. Chale, chale, chale, uno ya no sabe dónde está seguro. Lo único que vi fue a una señora corriendo, pero como me dio miedo estar equivocándome de persona no corrí tras ella después del empujón. Con toda la civilidad (por no decir estupidez y sentirme un poco mejor) del mundo, fui con los policías y el gerente de la tienda que desde ayer odio oficialmente -- cómo no estoy en radio ni tele puedo darme la libertad de llamar por su nombre -- : la Comercial mexicana. Pues he de decir que su ayuda no sirvió de mucho, aparte de la mirada de lastima que me dirigieron tanto ellos como los que escuchaban de lejos lo que me pasaba, no me devolvieron más que mi bolsa vacía. Chale, pues por la gracia de algún pendejo no tengo ya credencial de la UNAM (no descuentos), credenciales de las bibliotecas (no libros en vacaciones), facturas para deducir (más impuestos), tarjeta de débito (no acceso a dinero), cartera con estampita de los Smashing Pumpkins, boletos de metro, tarjeta del metrobus (esa que tanto trabajo me costó conseguir), ni teléfono celular (lindo crédito perdido), y lo más importante confianza en los supermercados ni en las señoras gorditas bonachonas de chalequito bordado.
Aprovecho este recuento de los daños para mencionar que también perdí las uvas que con tanto empeño había escogido y puesto en mi carrito para llevar -- de hecho, fue justo el empeño en esta empresa lo que me convirtió en el sujeto perfecto para sus fechorías --, ahhhh de solo recordar el dolor al separarme de ellas con mi bolsa saqueada entre las manos se me pone la carne de gallina.
1 comentario:
tienes razon... Chale!
las sensaciones después de los robos van desde la rabia hasta el miedo, es mas complicado recuperar la tranquilidad que las credenciales... si necesitas un librito igual te puedo prestar uno... ja!
Animo! el martes le contamos un chiste!!!
Publicar un comentario