jueves, 6 de marzo de 2008

Tal vez si hoy me hubiera levantado del otro lado de la cama me habría torcido el tobillo y quedado en casa todo el día; o si hubiera tomado un micro en vez del metro éste habría chocado y estaría muerta; o si me hubiera puesto las botas cafés se habría roto el tacón y me habría encontrado un billete de a quinientos; o si hubiera sonreído a algún extraño tal vez tendría nuevo trabajo....
tantas posibilidades se pierden en un día que he llegado a la conclusión de que lo que soy no es el resultado de la infinidad de posibilidades que se han concretado, sino el de todas las que se han quedado.

1 comentario:

Manuel Sánchez. dijo...

Y así, todo pasa a ser un fenómeno azaroso, como cuando se nace o se muere. Finalmente, al acabar con esa idea del destino y/o el "no podría haber sido distinto" también acabamos con lo único pequeño consuelo que se tenía para seguir viviendo.